Se trata de un trastorno del desarrollo neurológico en el que se describe tres condiciones que antes estaban en categorías diagnosticas separadas y que ahora se ven dentro del mismo espectro tales como:  Autismo, Síndrome de Asperger y Trastorno de Desintegración Infantil.

 

Los niños con TEA pueden tener dificultades en el desarrollo emocional y social, lo que lleva a problemas en la comunicación, el desarrollo de las relaciones y a tener intereses inusuales.

 

Aunque no se ha identificado una causa exacta del TEA, se cree que las causas son genéticas y ambientales, como las enfermedades del ADN y las infecciones virales. Es importante señalar que actualmente no hay un vínculo científicamente probado entre el TEA y la vacunación.

 

Los síntomas pueden incluir problemas en la comunicación social y patrones de comportamiento. Los problemas de comunicación social pueden resistencia a las señales de afecto, falta de contacto visual, retraso en el habla, habla deficiente, monotonía o habla con un tono anormal, y falta de expresión de emociones. Muy frequentemente los padres reportan la dificultad del paciente para establecer empatía emocional.

 

Los patrones de comportamiento pueden incluir movimientos repetitivos, problemas para cambiar las rutinas u obsesión con rutinas fijas, comunicación verbal agresiva e inapropiada, hiperactividad, problemas de coordinación, elecciones extrañas de comida y vestimenta, y sensibilidad a la luz, el tacto o el sonido.